Esta que veis aquí, esta vieja guitarra que no se sabe ni quien la construyó, ni cómo, ni cuando, que de ella sólo se sabe que es de Barcelona y de antes de los años 50, y que vi por primera vez hace seis años, hoy vuelve a mi, segura de que ahora ya estoy preparada como para curarla de sus heridas.
Gracias a ella, y al encargo de un buen amigo para que investigara cómo la podíamos reparar, entré por primera vez en un tallercito de reparación de instrumentos de cuerda, y me sumergí en el mundo de la guitarra y su construcción.
La protagonista de estas fotos, volvió a su dueño porque nadie la entendía como para curarla, era vieja, de baja calidad y de reparación cara para su valor. Pero el valor más importante de estos instrumentos es el sentimental, y ese ni tiene precio ni se puede valorar desde fuera. Así que hoy, seis años después, con más conocimientos, vivencias y amigos relacionados con esta labor de la guitarrería, vuelve a mis manos para que yo la haga volver a relucir como se merece....y a eso me pongo, con todo el agradecimiento y el cariño posibles hacia ella, por haberme mostrado el camino.
Gracias a ella, y al encargo de un buen amigo para que investigara cómo la podíamos reparar, entré por primera vez en un tallercito de reparación de instrumentos de cuerda, y me sumergí en el mundo de la guitarra y su construcción.
La protagonista de estas fotos, volvió a su dueño porque nadie la entendía como para curarla, era vieja, de baja calidad y de reparación cara para su valor. Pero el valor más importante de estos instrumentos es el sentimental, y ese ni tiene precio ni se puede valorar desde fuera. Así que hoy, seis años después, con más conocimientos, vivencias y amigos relacionados con esta labor de la guitarrería, vuelve a mis manos para que yo la haga volver a relucir como se merece....y a eso me pongo, con todo el agradecimiento y el cariño posibles hacia ella, por haberme mostrado el camino.
El resultado final ha sido bastante satisfactorio, y lo más importante es que ha vuelto a sonar.